The Farewell: En China las cosas son así y punto

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¿Cuántas películas chinas has visto en tu vida? Pues bien, aquí tienes una película todo lo china que puede ser una película china. Esta es la película china total. Te muestra todos los aspectos de la cultura china que puedes aguantar, y aún más, y más, y un poco más también, por si te quedas con ganas.

Cuenta la historia de una señora mayor china que se va a morir pronto. Entonces toda la familia (que no vive en China) va a verla, pero no le dice nada a la señora sobre su enfermedad e inminente muerte. En el medio hay una boda de mentira, para que la abuela crea que toda esa gente no está asistiendo a su funeral adelantado sino al conclave del matrimonio de su nieto. Y muchas cosas chinas. Lo importante es que todo sea lo más chino que puedas entender. ¿Entiendes?

Mientras tanto se suceden los traumas típicos de los exiliados: el desarraigo, la nostalgia, el ser y no ser, el estar y no estar, pero siempre superficialmente. Al mismo tiempo la única nieta de la agonizante abuela parece que va a dejar de fingir a cada momento, pero se contiene. No puede sentir demasiado nada porque eso no sería demasiado chino. No sería verdaderamente chino, eso de sentir, o sentir mucho, o sentir de verdad.

Porque en definitiva, esta peli va de “La Verdad” con mayúsculas y en negrita. Frente a la exigencia de la occidentalizada nieta que pide a gritos que le digan la verdad a su abuela, la familia se impone: “En China no decimos la verdad -le corrige su tío- la familia se encarga de cuidar a sus miembros de la verdad, haz vivido en Occidente demasiado tiempo”. Si consideramos que China es el único país del mundo con pena capital que no informa a la ONU sobre la cantidad de ejecutados por el Estado en su territorio, todo cierra.

Por su parte, Lulu Wang, la directora y guionista, que ha nacido en Beijing pero ahora vive en Hollywood, también parece temerle a la verdad verdadera: ha confesado que las historias de la película son parte de su propia tradición familiar pero que quiso amenizarla con algunos giros cómicos. Ya lo dijo Paco Umbral: lo que no es autobiográfico es plagio.

A medio caballo entre El club de la buena estrella (Wayne Wang, 1993), Memorias de Antonia (Marleen Gorris, 1995) o Las invasiones bárbaras (Denys Arcand, 2003), la película navega entre la extravagancia de mostrar “Esto es China” y no llega nunca a profundizar en las relaciones entre los miembros de la familia. Peca de documentalista y un pelin for export ya que redunda en explicaciones sobre las costumbres que alejan al espectador de la dinámica real –emotiva- de aquellos que las llevan adelante.

Con imágenes hermosas, plagadas de lugares comunes chinos que podrían sonar insistentes pero a la postre son lo que un occidental espera ver del cine asiático (hojitas en el viento, cielos celestes, un pajarito inocente) The Farewell parece contener un agujero de gusano extraño en sí misma: ¿No seremos demasiado occidentales para saber apreciarla?

 

 

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